
En un lugar de Chile que no podemos revelar, dos hermanos; cuyos nombres tampoco podemos mencionar, son trasladados a un hogar estatal. No tienen edad para entender.


El tribunal ordena separarlos de su madre.


Los hermanos viven casi dos años en el hogar. Los testimonios recuerdan que son traviesos y tímidos a la vez, que son unidos y si por alguna razón se separan, el reencuentro es cariñoso y familiar. En ese tiempo, también, son declarados susceptibles de adopción.


Lejos de ellos, un matrimonio lleva un tiempo tratando de adoptar. Recibe un llamado importante, del otro lado les comunican que tienen una oportunidad.


Tiempo después la adopción se concreta. Los hermanos se van a vivir con sus nuevos padres. Ahora los cuatro son una familia.

Van al colegio, el padre está la mayor parte del tiempo fuera y la madre asegura que se hace cargo de la casa y la crianza. Los días transcurren con aparente normalidad; pero uno de ellos está en peligro. Algunos ya lo saben.


Una tarde, después de jugar con su hermana, su madre lo golpea fuertemente con objetos contundentes en distintas partes del cuerpo. Pierde la consciencia, convulsiona y vomita.
*LAS IMÁGENES DE LAS ANIMACIONES FUERON CREADAS CON IA.
OMITIMOS LOS NOMBRES REALES, LAS FECHAS, LAS CIUDADES DONDE TODO OCURRE Y CAMBIAMOS ALGUNOS DATOS PARA EVITAR LA IDENTIFICACIÓN Y PROTEGER A LA SOBREVIVIENTE.
Insisten en que su historia es una excepción en el sistema, pero esta tragedia alerta y detona interrogantes sobre el rigor y la calidad de los procesos de adopción y su seguimiento.
¿Se habría detectado a tiempo su maltrato si la supervisión del seguimiento post adoptivo se hubiese hecho con un estándar mayor y apegado a la normativa del entonces Servicio Nacional de Menores (hoy Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia)? ¿Habría muerto?
La evidencia del caso deja al descubierto procesos que expertos y familiares catalogan de laxos y negligentes, que eventualmente podrían tapar nuevas vulneraciones a menores de edad y que develan de nuevo una postergación del “interés superior del niño” pese a las normas vigentes.
De hecho, la normativa técnica es clara en atribuirle al seguimiento post adoptivo una responsabilidad con el bienestar del niño, niña o adolescente (NNA) adoptado, describe lo que se debe hacer si se constata “una grave vulneración de derechos respecto del niño/a enlazado o adoptado”. Establece cuatro años de seguimiento desde el enlace con visitas presenciales, entrevistas y llamadas telefónicas, un registro de estas intervenciones y habla de “contener” a los padres y evaluar en conjunto las estrategias para enfrentar las “crisis” que sus hijos puedan tener.
Dos años sin seguimiento
Para Cristina y su esposo el deseo de un segundo hijo se intensifica en la pandemia. En familia - junto a su hijo de cinco años- deciden optar por la adopción.
Después de un año de evaluaciones los declaran idóneos para adoptar. Un poco antes, la familia apadrina a un niño en un hogar donde Cristina es voluntaria. El pequeño es declarado susceptible de adopción y les plantean la posibilidad de convertirse en sus padres. No dudan y todo se concreta en agosto de 2023. Sin embargo, el primer periodo no es fácil.
—Entender que muchas veces cuando él se descontrolaba o tenía alguna pataleta. que eran diez veces mayores que las que hacía mi otro hijo, no siempre lo que lo había gatillado era la razón por la cual él estaba así descontrolado, que de repente habían algunas cosas que probablemente le gatillaban recuerdos muy dolorosos y que lo hacían volverse una furia y que a veces la tristeza él también la demostraba a través de un enojo.
Cristina recuerda que por entonces lo más difícil es que su hijo comprenda que “había un amor incondicional” y que estaban “estableciendo un vínculo que iba a ser para siempre”. Asimismo, enfrentan algunas dificultades para integrar a los niños, que entendiera el cariño, sobre todo de su hermano. “Mi hijo al principio, cada vez que se acercaba se defendía, porque probablemente tenía algunas experiencias con otros niños que lo habían golpeado”.
El psicólogo experto en adopciones Leonardo Gálvez, explica que - aunque no en todos los casos- “en el inicio los mayores desafíos están en la construcción del vínculo. Algunas familias sienten que los ponen a prueba, por lo tanto hay una exploración de los límites hasta donde el niño puede expandirse, puede sentirse seguro en ese lugar y eso puede ir de la mano de altos niveles de irritabilidad, conductas agresivas, así como búsqueda de aprobación, pero también de devaluación o agresiones”.
¿En ese proceso, cuál fue el seguimiento post adoptivo que ustedes recibieron por parte del Servicio?
—Desde que mi hijo llegó a vivir con nosotros, tuvimos dos contactos por correo electrónico de parte de la persona de Mejor Niñez que llevaba nuestro caso, proponiéndonos una visita. — contesta Cristina.
El primer mail data de marzo de 2024. Se propone una visita con fecha y hora. La familia responde que son bienvenidos, pero advierte que los funcionarios nunca asisten. Cuatro meses después cuentan que llega un segundo correo de coordinación aunque en un horario en el que no tienen disponibilidad por sus trabajos. Aseguran que no hay más comunicación del Servicio hasta una propuesta de visita en un tercer mail a principios de este año, que tampoco se concreta. Recalcan que en los dos primeros años de la adopción no hay ningún tipo de seguimiento.
Lo que más le llama la atención a Cristina es que en ninguna de las instancias de contacto los funcionarios insisten en ver al niño y asegurarse de su bienestar. Sólo vía whatsapp preguntan por él, pero nunca comprueban que la información entregada sea real.
—Yo creo que el seguimiento post adoptivo es absolutamente necesario, sobre todo porque el proceso de la adopción es un proceso que es de reparación. La familia finalmente es parte de la terapia del niño y uno no tiene muchas herramientas para hacer esas cosas bien, entonces para que el proceso sea un proceso exitoso uno necesita un acompañamiento por profesionales expertos. Nosotros tuvimos la suerte de tener a una psicóloga que contratamos— indica Cristina.
La directora de la Fundación Apoya Adopción, María Eliana Reyes, no solo pone el acento en el apoyo para los padres, sino que también en la protección de los menores de edad; por eso afirma que “tanto la formación como el acompañamiento post-adoptivo se hacen fundamentales para que una familia adoptiva no vuelva a vulnerar los derechos de su hijo, y ese es el principal motivo”.
Reclamo recurrente
En mayo de este año la Fundación Apoyo Adopción realiza una consulta en su comunidad sobre la experiencia con el seguimiento y acompañamiento post adoptivo. Los resultados son claros: de 57 familias que responden, un 10,6% dice no haber tenido ningún tipo de seguimiento o acompañamiento post adoptivo por parte del Servicio de Protección de la Niñez y Adolescencia o de la institución con la que concretan la adopción. El resto indica haber recibido alguna de estas acciones: visita presencial al hogar (38,6%), llamada telefónica (7%), charla con otros padres (7%), todas las anteriores (22,8%) y otro tipo (14%).
Sus respuestas no coinciden con las exigencias de la “Normativa Técnica sobre Evaluación de Solicitantes y su Preparación como Familia Adoptiva” del Servicio, aprobada en enero de 2018, y que define el “seguimiento” como el “proceso de monitoreo necesario de realizar cuando el o los solicitantes asumen un niño/a con fines de adopción”.
Detalla que “debe considerar visitas domiciliarias, contactos telefónicos y entrevistas en la Unidad Operativa, tan frecuentes como el caso lo requiera, considerando que es fundamental en una primera etapa monitorear cómo se está desarrollando la vinculación y aceptación incondicional del hijo/a por ambos padres”.
También apunta que el proceso de seguimiento dura cuatro años a partir del enlace con su nueva familia. Todos estos antecedentes deberán registrarse en un documento “semestral los dos primeros años, debiendo elaborar el primer informe a los tres meses desde que el niño/a se integró a dicha familia. Para los dos años restantes, se ha establecido una frecuencia anual”. Por lo tanto, deberían hacer al menos seis contactos.
Sin embargo, el 40% de los padres consultados por la fundación afirma que tuvo entre dos y cuatro acciones de seguimiento, un 28% solo una intervención y un 19% cinco acciones o más.
— Hasta donde entendemos no existen ni los recursos económicos, ni profesionales -desde el Servicio o desde las distintas fundaciones que tramitan- como para hacer este acompañamiento mucho más sistemático y durante una cantidad de años— dicen desde la Fundación Apoyo Adopción.
La norma hace hincapié en “contener”, “fortalecer” y “segurizar” las figuras parentales en la vinculación, así como evaluar en conjunto “las estrategias de regulación utilizadas frente al estrés de sus hijos/as en esta primera etapa”. Puntualiza que “el proceso de acompañamiento deberá contemplar, en el contexto familiar, algún contacto directo con el niño/a, a fin de conocer cómo está vivenciando la etapa de integración familiar”.
El director del Servicio de Protección Especializado a la Niñez y Adolescencia, Claudio Castillo, reconoce que hay procesos en los que pueden haber avances, pero también indica que en “la ley que todavía está vigente no se establecía explícitamente las tareas de seguimiento post-adoptivo. (...) Lo que nosotros como Servicio tenemos es un seguimiento que va más allá, pero es un seguimiento a partir de una normativa interna y no necesariamente el espíritu que tenía la ley”.
—Efectivamente hay espacios de mejora en los que tenemos que dar continuidad a este seguimiento. Muchas veces depende también de la voluntariedad de la familia, o sea, en algunos casos las familias no tenemos respuesta y tenemos que hacer esta insistencia. Con la pandemia también se produjo un cambio en términos de la orientación para hacer seguimiento de manera telemática. Por cierto, eso no justifica no llegar a una cita o no responder a un correo electrónico.
Según la normativa interna para las unidades operativas que realizaron la adopción “no es posible abstraerse de las funciones de seguimiento y control como responsables del bienestar del niño/a adoptado”, y que de “constatarse una grave vulneración de derechos respecto del niño/a enlazado o adoptado, la Unidad Operativa debe realizar las acciones necesarias para revertir dicha situación, evaluando -de ser necesario- el retiro inmediato del niño/a o la intervención necesaria de realizar y en función de ello, solicitar una medida de protección”.
Director, la normativa actual indica que el seguimiento post-adoptivo también tiene una misión de control sobre el bienestar del niño, en este sentido ¿le parece a usted que es complicado que el seguimiento no se cumpla?
—Primero tenemos que avanzar en que las familias se sientan acompañadas, y segundo acompañar el proceso de bienestar (del niño), eso es un tema en el que nosotros hemos avanzado más lento de lo que quisiéramos. Estamos ahora haciendo un monitoreo administrativo de datos respecto de escolaridad, datos de salud; para eso hemos firmado convenios con los respectivos ministerios para compartir información y hacer ese seguimiento también por la vía administrativa, de todos los niños, niñas y adolescentes que pasan por protección especializada, incluyendo aquellos en materia de adopción.
El psicólogo Leonardo Gálvez sostiene que la supervisión es crucial para evitar casos extremos como la muerte de un niño.
— Las intervenciones sí tienen que ser fiscalizadas en su calidad. ¿Cómo se están haciendo los acompañamientos? Mi punto sería potenciar o indicar o detectar cuáles son los elementos que están fallando en la calidad de la intervención o en el acompañamiento por sobre la cantidad o el tiempo que estos puedan requerir. Porque insisto que no se nos puede perder la función de interés superior. Un niño que está siendo altamente vulnerado o un niño incluso que perdió su vida producto de una situación, estamos en ese rango. Obviamente ante todos esos aspectos hay una función de ley donde se tienen que ver qué fue lo que llevó a esa situación, pero nosotros podemos prevenir fortaleciendo la calidad de las intervenciones.
“Estábamos desesperados”
—Nuestro hijo tenía demasiados desafíos, en materia médica, un montón emocionales, un montón conductuales, tenía un nivel de privación social extremadamente crítico. Yo creo que los desafíos nos llevaron al límite completo de nuestras capacidades, porque nosotros estamos acostumbrados a un hogar con amor, donde se dialoga sin golpes y obviamente no era el lenguaje con el que él venía. Él todo lo lanzaba, cuando se acordaba de cosas. Nosotros no lo podíamos rozar, si nos pasábamos a llevar entraba como en modo miedo, como en un modo a la defensiva, y nos pegaba, nos mordía, nos tiraba las cosas por la cabeza.
En 2022 Tamara y Cristián viven meses difíciles. Acaba de llegar a casa su tercer hijo (el único adoptado) y pese a su gran ilusión, el orden familiar experimenta intensos cambios. La pareja recuerda que enfrenta graves problemas con la integración de todos sus hijos y comienzan a aparecer discusiones que los hacen pensar incluso en divorciarse hasta que Tamara le manda al Servicio un correo taxativo como último recurso.
—Yo los contacté (al Servicio), les escribí, les dije que necesitamos ayuda, estábamos desesperados, nos damos cuenta que todas las conductas que vemos en él están súper lejos del informe que nos entregaron, necesitamos a alguien que nos ayude, que nos apoye. Yo incluso los amenacé: les dije que si no, lo íbamos a devolver — recuerda Tamara.
Días después reciben la primera de 12 visitas de una psicóloga del Servicio, la cual los asesora una vez al mes por un año.
—Nosotros estuvimos muy solos al principio, realmente superados en todos los niveles posibles. Me pongo desde el lado del niño, de que nosotros somos una familia que adora con locura a nuestro hijo, pero si hubiésemos sido gente mala, nadie se hubiese enterado, hasta un montón de meses después en que nos hubiesen llamado— enfatiza Tamara.
Consiguen el seguimiento, pero por normativa jamás deberían haber enfrentado ese desamparo y desorientación sobre todo porque en ese momento su hijo tiene complejos problemas de salud: “De manera específica, el apoyo debe ser muy cercano cuando se trata de niños/as de atención prioritaria para la adopción: grupos de hermanos, niños/as mayores, con institucionalización prolongada, con problemas de salud o con antecedentes de mayor complejidad, como dificultad de vinculación, patrones de conducta externalizante o comportamientos sexualizados, entre otros”.
El psicólogo Leonardo Gálvez detalla que “las familias se dan cuenta de lo que necesitan, pero por otro lado, el equipo que está acompañando el proceso desde el encuentro de la familia con el niño, deberían ir detectando. Pensemos que si en los primeros tres meses hay desafíos, claramente el equipo profesional los debería tener a la vista, porque es muy posible que en ese periodo aún esté tramitándose el proceso de adopción, por lo que el equipo ya debería tener a la vista un plan de intervención”, advierte psicólogo Leonardo Gálvez .
Con todo, Galvéz apunta a un factor no menor: el equilibrio entre el acompañamiento a las familias y al niño, y el resguardo de la privacidad de esa familia. El experto comenta que la normativa técnica del Servicio - pese a que plantea la balanza entre la intimidad del grupo familiar y la responsabilidad con el bienestar del niño- no es vinculante con la actual ley, por lo que los padres pueden oponerse a recibir el seguimiento.
—Yo creo que las familias adoptivas tienen que asumir la responsabilidad porque es parte de la adopción, pero la responsabilidad primera es del Estado porque en el fondo se hizo cargo de ese niño o niña en un minuto de su vida, tomó la decisión de decir que ese niño estaba siendo vulnerado en sus derechos, retirarlo de ese lugar y declarar una medida de protección, y finalmente que termine la susceptibilidad a adopción. El Estado termina por tomar la decisión de decir, ¿sabes qué? le vamos a buscar otra familia a este niño por lo tanto yo tengo que darle todas las herramientas a esa familia para que reciba este niño y lo acompañe y se convierta en ellos a su vez en familia de la mejor forma posible. Creo que eso es una deuda en la actualidad—enfatiza María Eliana Reyes de Fundación Apoyo Adopción.


La historia es confusa a partir de esa golpiza. Pero según distintos testimonios la madre llama a Carabineros y entre gritos y nerviosismo relata que su hijo no reacciona. Pide una ambulancia.

La ayuda tarda en llegar y ella decide llevarlo al centro de salud más cercano. El niño no reacciona.


La mujer entra corriendo al Cesfam y grita con desesperación: ¡Le pegué, lo maté!

La doctora le aplica reanimación cardiopulmonar, pero no hay vuelta atrás. Está muerto.
Pocos funcionarios
La rutina del matrimonio sureño de Patricio y su esposa Carmen se vuelve completamente vertiginosa hace 9 años.
—Nuestros hijos tenían 10 meses cuando nosotros los adoptamos, son mellizos, una niña y un niño. Después de ello me embaracé, tuvimos nuestro tercer hijo y eso fue en el año 2016. Y luego, en una reunión en el Sename en la etapa post adoptiva, supimos que estaba por nacer una chiquitita hermana de nuestros mellizos y decidimos ir también por la adopción, ella llegó a sus tres meses.
Relatan que reciben a sus hijos muy pequeños y que por entonces, no tienen muchos recuerdos dañinos. Sin embargo, igual enfrentan situaciones extrañas como “que no lloran, ellos siempre están en silencio”, que les molesta el llanto de otros niños, o les asustan las alarmas.
En medio de este escenario, la pareja recibe una sola visita del Servicio a la casa por los mellizos, después un par de llamados telefónicos y un taller para familias adoptantes. Para ellos hay un elemento clave que impide que el seguimiento post adoptivo se realice bien: la falta de personal, lo que se hace más patente en las regiones puesto que no hay una oferta suficiente de especialistas que asesoren a padres y niños en el sector privado ni en el público.
Solicitamos por transparencia la cantidad de funcionarios en las Unidades de Adopción del Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia dedicados al seguimiento post adoptivo. Esta es la respuesta: a agosto de 2025 hay 56 funcionarios en todo el país. Cada equipo está compuesto por una dupla de un psicólogo y un trabajador social y recientemente se incorporó un abogado. Estos profesionales están a cargo de todo el proceso, incluyendo el enlace y el seguimiento post adoptivo.

Saquemos cuentas… Se trata de 56 personas para encargarse, por ejemplo, de las 218 adopciones concretadas el 2024, además de todos los procesos de seguimiento de los años anteriores.
—Son equipos bastante pequeños, si en Sename nosotros teníamos más de 80 personas dedicadas a la adopción en este servicio, el año pasado eran sólo 53 personas dedicadas a los temas de adopción. Por eso hemos decidido hacer un refuerzo importante incorporando abogados especializados en materia de adopción que se acaban de sumar y el próximo año la Ley de Presupuesto viene una incorporación de personal adicional, eso nos va a llevar a que el año 2026 vamos a tener la misma cantidad de personas que teníamos el 2021— dice el director del Servicio de Protección Especializada, Claudio Castillo.
En la oferta del Estado también existe el Programa de Intervención con niños y niñas Institucionalizados y su preparación para la integración a familia alternativa (PRI), el cual realiza terapias con NNA para acompañarlos en la superación de su daño emocional y también contribuyen al proceso de adaptación y vinculación con su nueva familia, efectuadas mayoritariamente en la etapa post adoptiva. Desde el Servicio afirman que se está reforzando el PRI. Hoy tiene presencia en 14 de las 16 regiones y actualmente puede atender a 350 NNA.
La directora de la Fundación Apoyo Adopción, María Eliana Reyes, agrega que “cuando los papás se dan cuenta que necesitan ayuda profesional tienen que ir en busca de esa ayuda de forma particular; aun cuando existe un programa en el Servicio que brinda este acompañamiento (PRI), las familias generalmente no cuentan con esa información y no llegan finalmente a requerirlo y siguen este proceso particular, en los casos donde además se pueda porque es un proceso que económicamente hablando es bien duro para la familia, porque a veces es como multisectorial, son distintos los profesionales que necesita un niño o niña, psiquiatra, neurólogo, psicóloga, psicoterapeuta, etc”.

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Después de la muerte que pudo evitarse
En el caso que ilustra este reportaje, pero que no podemos mencionar para proteger a las víctimas, ¿se hizo seguimiento? ¿fue negligente?
—Sin entrar en detalles del caso particular, sí, efectivamente hubo un seguimiento, hubo contactos del programa, pero además se dio en el momento en el que estaba la pandemia, por lo tanto había también la posibilidad de hacer contactos telemáticos. Hubo visitas domiciliarias, se activaron todas las acciones que correspondan al seguimiento— señala el Director Claudio Castillo.
¿Y ese seguimiento en alguna etapa arrojó que los niños podían estar en riesgo?
No puedo entregar el detalle, pero si uno mira toda la información, no habían elementos evidentes que hicieran sospechar respecto de una situación tan lamentable como la que ocurrió.


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¿Qué medidas se tomaron?
—Se hizo una auditoría. Se levantaron varios elementos, algunas recomendaciones respecto de la evaluación de la unidad, respecto del seguimiento, en términos del encuadre de la vinculación con la familia, porque como planteaba en algún momento, el seguimiento post adoptivo también tiene un grado de voluntariedad de parte de la familia, entonces si uno no encuentra que hay una adherencia de parte de la familia y hay que trabajarla. Lo que planteo es que de este caso que es muy lamentable, hay aprendizaje en materia de la implementación, pero también hay que decir que es muy excepcional en la historia de las adopciones en Chile.
¿Debe ser más acusioso el seguimiento?
—La nueva ley lo cambia y efectivamente nosotros vamos a tener que desarrollar un programa específico dedicado al seguimiento post-adoptivo. Me parece que es fundamental. Estoy completamente de acuerdo que creo que no solo los niños sino también las familias necesitan un acompañamiento porque en la vida pasan muchas cosas y a la familia en un momento sus capacidades de cuidado también pueden cambiar. Nosotros tenemos que hacer ese acompañamiento mucho más detallado, con una menor temporalidad en la diferencia de los contactos.
El director del Servicio dice a Informe Especial que “lamentablemente es un caso muy terrible, que también significó un impacto muy importante para los equipos, tanto de adopción del servicio como de colaboradores o de la evaluación de la idoneidad de la familia”. Y agregó que “hay casos siempre que son excepcionales en términos del comportamiento que pueden tener las personas”, refiriéndose a los padres adoptivos del niño que falleció por una golpiza.
Sin embargo, para María Eliana Reyes de Fundación Apoyo Adopción, mirar esta tragedia como un caso excepcional solamente conlleva un peligro.
—Si es una muerte en 25 años da lo mismo, es una muerte de un niño que nunca debió haber estado ahí. Perdón, pero ¿Qué le entregamos a este niño? ¿Cuáles fueron las herramientas que le dimos para que él se enfrentara a la vida? Ninguna. Probablemente él venía de sufrir vulneración en su familia de origen y luego el Estado toma su caso, lo acoge y lo entrega a una familia adoptiva que vuelve a vulnerar sus derechos tanto así que lo mata. Entonces sí, uno puede decir, pero es un caso aislado, pero debería ser incluso el caso que tendrían que tener todos los equipos hoy día en su cabeza, cada vez que están declarando unos papás idóneos, cada vez que están haciendo un match, como nunca puede volver a pasar.
Justamente lo que apunta Reyes es otra etapa del proceso de adopción que se realizó de manera cuestionable en esta historia: la elección de padres.
¿Cómo son los exámenes que se aplican a los postulantes? ¿Qué no se pesquisó en este caso? ¿Hubo negligencia?
Continuará…
*LAS IMÁGENES DE LAS ANIMACIONES FUERON CREADAS CON IA.
OMITIMOS LOS NOMBRES Y LA IMAGEN DE LOS PADRES Y MADRES ADOPTIVOS QUE COMPARTEN SUS TESTIMONIOS EN ESTE REPORTAJE PARA RESGUARDAR LA INTIMIDAD Y PRIVACIDAD DE SUS HIJOS.